El camino hacia la erradicación del pian

Las evidencias generadas por la investigación liderada por Oriol Mitjà condujeron a la Organización Mundial de la Salud (OMS) a plantear una campaña de erradicación del pian. Con este fin, se ha elaborado la llamada Estrategia Morges, que consiste en administrar azitromicina a cada uno de los habitantes de las comunidades donde hay casos de pian, para asegurar que se trata a todos los afectados, incluyendo aquellos que aún no han manifestado síntomas. La estrategia elegida es, pues, una administración masiva del fármaco. Dado que la azitromicina no tiene efectos secundarios, su administración a las personas que no presentan la enfermedad no supone ningún problema. El trabajo de Oriol Mitjà ha sentado, pues, las bases para erradicar el pian en 2020.

Se calcula que, para declarar la erradicación del pian, habrá que administrar azitromicina a entre 40 y 80 millones de personas. Recientemente, la empresa EMS ha anunciado que se compromete a donar la azitromicina necesaria para erradicar el pian. Uno de los principales escollos para la eliminación de la enfermedad ha sido, pues, superado. Ahora la prioridad se sitúa en identificar la mejor estrategia para la administración de la azitromicina. Se sabe que una dosis de azitromicina elimina la enfermedad del organismo, pero no cuántas veces hay que intervenir en una comunidad para asegurar que todos sus miembros han recibido el antibiótico (es decir, cuantas rondas de eliminación masiva serán necesarios) .

En países donde no toda la población está censada y en zonas donde se practica la ganadería y/o la economía informal, no es nada sencillo asegurar que se ha llegado a toda la población, ya que ésta se mueve con frecuencia. Por ello, aunque la OMS afirma que una ronda de distribución masiva podría ser suficiente para lograr la eliminación de la enfermedad, la experiencia del Dr. Mitjà en Lihir apunta que ésta podría requerir de 2 o 3 rondas de tratamiento. Ésta es, a día de hoy, la prioridad a la que hay que dar respuesta. Una vez conseguido el dinero necesario, se desplegará una intervención dirigida a determinar cuál es la forma más eficiente de llevar la azitromicina a todas partes (es decir: cuántas veces hay que ir a cada comunidad para estar seguros de que hemos tratado a todo el mundo). A partir de los resultados de la intervención, la OMS elaborará pautas que hará llegar a los gobiernos de los países endémicos para que desarrollen campañas de eliminación a nivel nacional. De nuevo, el trabajo del Dr. Mitjà se ubicará en el centro de la estrategia global de erradicación.

El pian tiene, a día de hoy, el potencial de convertirse en una enfermedad erradicada, un hecho que en enfermedades que afectan a los humanos sólo tiene un precedente: el caso de la viruela. Una apuesta decidida de la comunidad internacional (que deberá contribuir a la financiación de la erradicación) y de los países afectados permitirá aprovechar este momento histórico.